Entrevista de El Observador a nuestro Presidente Pablo Rostagnol

¿Qué balance realizó de la asamblea anual de socios de la Sociedad Criadores de Holando del Uruguay realizada en la Rural del Prado?

Hubo una buena concurrencia, eso nos dejó muy contentos. El momento es muy malo, pero la gente acompaña, pese a que no se pudo por falta de recursos hacer algo más importante para cerrar el año ni hacer homenajes, fue todo más sencillo. Cumplimos con dar toda la información y anunciar que vamos a concentrar actividades para bajar costos. Por ejemplo, con un simposio como marco, en nuestra exposición de otoño, en mayo, se hará la entrega de premios de la jura virtual. Eso nos baja los costos y también no exigimos tanto a las empresas que nos apoyan.

Se decidió que usted siga como presidente y eso hará que sea quien ocupe el cargo por más tiempo cuando haya concluido la nueva gestión.

Sí, me dijeron. Estuvimos un primer período, luego todo este año en régimen de cuarto intermedio y ahora habrá otro período. Vamos a estar cinco años. La situación se dio porque el año pasado se decidió esperar por compañeros que podían tomar la posta, pero por temas de salud no pudieron, por suerte nada muy grave, entonces acá estamos para cumplir con el resto de la directiva con esto de llevar adelante a la institución.

Como en cada tambo y en cada cabaña, hubo que ajustar al máximo el cinturón.

Es verdad, no quedó otra. Las reuniones de la directiva en Montevideo se redujeron al 25%, hacemos una al mes y en las otras semanas nos mantenemos en contacto. Antes veníamos todos los lunes a Montevideo. Había que acortar gastos de la sociedad y los nuestros porque esto lo hacemos con mucho gusto, pero es honorario y te genera gastos y desatender tus cosas. Con mucho dolor también de los siete empleados en la sociedad quedan dos. Hubo que tomar decisiones muy difíciles, como que dejara de prestarnos sus servicios la gerenta, Nury, que estuvo toda la vida en el Holando, fueron 47 años al frente de la gremial. También Mónica, que estuvo 26 o 27 años en Holando. Hubo que tomar esas y otras feas decisiones. Además, teníamos la sede en apartamentos y nos quedamos con uno y el otro está en alquiler y estamos haciendo gestiones, porque por su infraestructura lo ideal es que lo ocupe otra gremial. No ha sido para nada fácil todo lo que hubo que decidir en estos años.

Seguramente esté deseando que en unos años sea una anécdota recordar que le tocó conducir la gremial en el peor momento.

Ojalá todo mejore y lo podamos ver así, pero no sé. La esperanza está. Y ojalá esto repunte cuanto antes, porque me gustaría cerrar de otra manera. Ser presidente del Holando fue un sueño, no tengo antecedentes en mi familia como directivos en la sociedad y justo me tocó ahora. No ha sido una presidencia linda, sí de poner mucho trabajo, esfuerzo e ingenio. Lo hemos hecho lo mejor posible y esperamos seguir así.

¿Cómo ve al sector lechero?

La lechería está horrible, la están destruyendo, nos deprime ver así a un sector tan noble, tan valioso. Al tambero no lo cuidan. Vos vas a cualquier lugar de las cuencas y el comentario es que tal o cual tambo cerró. En mi zona, en Colonia, muchos están pasándose a la carne y el que cierra el tambo no lo abre más. El tambero, apretado, saca a todos los empleados y se pone a trabajar con un encargado o el hijo y se pone producir carne, un negocio con menos costos, con menos riesgos.

¿Y el que aguanta cómo hace?

Y, es milagroso. Es gente que más allá del conocimiento y de la pasión que tiene por la lechería aguanta a costo de endeudarse. O se desprenden de capital. Lo más frecuente es perder capital para seguir. Hay gente que vendió categorías enteras de vaquillonas o terneras. De las crisis siempre se salió, pero la verdad es que no recuerdo una como esta, tan fuerte y dolorosa porque siguen quedando tamberos por el camino. El que sigue tiene esperanza y le quedan fuerzas y no baja los brazos. Pero es bravo, por ejemplo se hace muy difícil enganchar a los hijos y está la realidad del tambero mayor, de edad, que no tiene que siga con todo lo que fue construyendo.

¿Qué sienten cuando plantean reclamos al gobierno y no están las respuestas esperadas?

Nos duele. El aporte de la lechería es enorme y no solo por lo económico o el valor que tiene el producto, el alimento, también por el trabajo que genera en el medio rural. Eso está en peligro. Estamos muy mal, pero no somos los únicos, hay otros sectores muy mal. Los impuestos son tremendos, nos están comiendo y eso es acá porque hay países en la región que funcionan mejor, basta con ver hacia Paraguay donde la lechería está muy bien. A ese país, al que se están yendo muchos, lo miramos con envidia. Es necesario que el sector político tome medidas ya, no cuando se acabe todo, todos los días cierra un tambo y lo que no se ve o no se quiere ver es que el tambero que se pasa a la producción de carne no vuelve. El tambo que se desarma no se arma más. El ganadero, mismo el chacrero, en un momento malo puede parar el negocio y lo arranca de nuevo rápido, incluso lo achica y lo agranda según le convenga. Eso en un tambo no va. Y tengamos en cuenta que desaparecen tambos, pero también industrias. Queda Conaprole, pero incluso hay integrantes de la cooperativa, tamberos, que la quieren vender. Creo que hoy si viene China a comprar Conaprole y le dicen a cada cooperativista que hay tanto dinero para ellos el 95% dice que sí, porque realmente la pasan mal.

Puede leer la entrevista completa en «La lechería está horrible, la están destruyendo, nos deprime ver así a un sector tan noble, tan valioso»

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